A: Phyllis Root I: Delphine Durand E: Edelvives, 2014, 8ª Edición (1ªE: Walker Books Ltd, 2005)
“Esta es la casa que hizo Tomasa: pequeña y sencilla. La hizo en un rato para ella y su gato”
Ya está. Plis plas. Conocemos la casa de Tomasa desde el principio pero, entonces, ¿no hay sorpresa?¿?
Con su pequeño balcón, sus grandes ventanas, su escalera de acceso y elevada sobre unos pequeños pilares. Y la puerta: roja, coronada por un bonito semicírculo multicolor y…abierta. Es una señal.
“¡Pon, pon, pon!”- ¿Quién llama?
Juanito Glotón- Yo quiero una tarta, y quiero un rincón-“
Sin pensárselo un segundo, Tomasa se pone manos a la obra. Y, cual experimentado albañil, construye un pequeño habitáculo sobre el tejado de su propia casa. Comienza la diversión, ¿quién vive en ese cuarto? Abrimos las solapas y ahí esta: ¡Juanito! y…¡su tarta!
Una procesión de personajes tienen la misma idea que Juanito (suponemos que animados por la buena disposición de Tomasa) y, una tras otra y ayudada por su gato, levantan casetas y buhardillas. La abuela Rosario, los tres gatitos, la pastora Aleja y su oveja, los tres osos y Don Plato y Cuchara. Todos ellos han encontrado un hogar y han formado una familia (con sus más y sus menos).
Puertas y ventanas se abren por doquier y a lo largo de las páginas los personajes se mezclan, se visitan, comparten y se sisan.
Finalmente contemplan su obra: la sonrisa que ha exhibido Tomasa durante todo su duro trabajo se congela.
“Pero qué es esto! […] ¡No hay sitio para nosotros!”
Y al final, una gran sorpresa que no desvelaremos aunque nos torturéis. Algo grande, enorme, colosal…¡genial!
Nos ha encantado la generosidad de Tomasa (cuánto nos recuerda a sus homónimas riojanas http://casadetomasa.wordpress.com …) acogiendo en su improvisado “palacio” a todo “chichifú”, pero lo que nos ha divertido de verdad ha sido el descubrir lo que ocurría tras puertas y ventanas. Sí, somos unos mirones cotillas.
Esperamos que nuestras amigas Tomasas aprueben esta entrada…glups.
PD. Gracias a Ramos la conocimos y gracias a nuestros amigos Pablo y Ana nos hemos vuelto a encontrar con ella. ¡Bienvenida a casa Tomasa!